Quizás en su próximo viaje en avión no sólo vaya acompañado de turistas emocionados o viajeros de negocios: podría ir con un mensajero que lleve una pieza clave para un proyecto tecnológico o cajas llenas de productos que deben llegar lo antes posible. Eso es el hand carry y de eso conversamos con el fundador de Zenkor Hand Carry Services, una de las empresas especializadas en este tipo de carga.
Esa tarde, Walter Guerra salió de su oficina, ubicada en la colonia Monraz al noroeste de Guadalajara, rumbo al aeropuerto. En condiciones normales, el trayecto debía llevar unos 45 minutos… pero media hora después habían avanzado sólo un kilómetro de los 25 que tenían que recorrer. El problema no sólo era la posibilidad de perder el vuelo, sino que Walter llevaba una pieza que se había comprometido a entregar lo antes posible cuando un cliente había contratado los servicios de su empresa. Había que hacer algo. Y rápido.
“Tuvimos que parar a un motociclista, explicarle y pedirle que me llevara al aeropuerto para alcanzar el vuelo”, recuerda. “Metí la pieza en mi mochila y, agarrado a la motocicleta que iba esquivando carros, llegué al aeropuerto y subí al avión”. Es sólo una de las muchas anécdotas que ilustran los desafíos de Zenkor, la empresa fundada y dirigida por Walter, quien lleva una década haciendo hand carry: el servicio de carga que se envía a través de un mensajero que viaja en vuelos comerciales para responder, básicamente, a necesidades de entrega urgente. También se conoce como OBC (on board courier, es decir, mensajero a bordo) “Podemos mover desde un diminuto tornillo que te llevas prácticamente en la mano hasta cajas y cajas; pero en promedio diría que va de cuatro a seis cajas de tamaño regular”, explica Guerra, tapatío de 36 años de edad egresado de la Universidad Panamericana.
Lo que hoy es Zenkor empezó como una consultora en comercio internacional, pero entre sus clientes detectaron una necesidad no atendida: el envío muy urgente de mercancías. “No encontraban quien los atendiera con la suficiente rapidez y les costaba carísimo no tener los materiales ni cómo mandarlos de manera rápida”, señala.
Al principio ofrecían el servicio a agentes de carga y luego lo convirtieron en el producto estrella de la empresa, que los obliga a estar pendientes 24/7 y listos para lo que sea. Cuestión de minutos El mayor reto en el hand carry es la rapidez que necesita el cliente, que obliga a tomar decisiones veloces para resolver las crisis. Por ejemplo, una noche en la cual dos couriers debían trasladar varias cajas con autopartes desde Querétaro a Chicago.
El vuelo despegaría a la una de la mañana y llegaron al aeropuerto de la Ciudad de México hora y media antes porque les habían entregado tarde la carga. Pero esa no era la única sorpresa: les habían entregado las cajas apiladas en un pallet y sólo las de arriba tenían tapas, el resto estaban abiertas. No había forma de subirlas así al avión y, por la hora, no había más opción que hablar con los otros pasajeros y comprarles sus maletas. “Imagínate a la gente sacando sus cosas de las maletas y metiéndolas en bolsas, pero no les importó, con tal de ganarse un dinero extra”, recuerda Walter.
Al final las autopartes aterrizaron a tiempo y a las siete de la mañana estaban en la línea de producción. Y esa capacidad de tomar decisiones inmediatas es indispensable todos los días. No pueden pasar más de 20 minutos desde que reciben una solicitud hasta devuelven la llamada con la solución completa: verificar origen, destino, dimensiones, trámites necesarios; definir quién recogerá el envío, en qué aerolínea se va, quién lo recibe, en qué vehículos, etc.
“Como son paquetes súper urgentes, 20 ó 30 minutos pueden hacer la diferencia entre que te subas o no a un avión”, detalla Guerra. Aunque existe un rango de precios, la gran cantidad de detalles que hay que resolver obligan a que cada envío sea diferente, tanto en el costo como en la solución que se aplica. En unas horas pueden cambiar completamente las condiciones y, por tanto, aunque las características sean idénticas la forma de resolverlo será muy distinta: “A mí me da lo mismo mover una pieza chiquita que 30 grandes”, asegura el empresario.
Las decisiones también se basan en la mejor opción para que el negocio del cliente no se detenga. Si no hay forma de mover un cargamento grande adaptan la solución: “Nos llevamos la cantidad de piezas necesarias para que le cliente pueda seguir con su linea de producción andando y el resto de las cajas se mueven como carga aérea normal y llegan después”. La rapidez es la clave en este negocio.
Mensajeros del siglo XXI El hand carry no funcionaría sin las personas que van por todo el mundo para entregar los paquetes. Los couriers son los herederos de los mensajeros a caballo que salían sin detenerse hasta entregar la carta o el paquete en la propia mano de su destinatario. Y si bien suena a uno de esos trabajos ideales que todo mundo quisiera tener, requiere habilidades especiales. Uno de ellos (víctima también de la impuntualidad del cliente) se encontró con que ya no podía documentar su equipaje. Así que vació su maleta de mano, tiró su ropa a la basura y se llevó la pieza. Y por si fuera poco, estrenó atuendo… porque se lo repusieron.
“Nos pasan cosas de este tipo que tienes que resolver en cuestión de minutos de la manera más inverosímil”, dice Walter. Y vaya que tiene anécdotas: Zenkor tiene ocho empleados en operaciones y todos han hecho hand carry para saber de qué se trata y cómo reaccionar.
Además, la compañía tiene entre 80 y 100 couriers en Europa, América y Asia, ubicados en los países donde hay más movimiento y con capacidad para desplazarse a donde sea necesario. No ha sido fácil reunir a este grupo: “Necesitan cubrir ciertos requisitos, más que de habilidad, de confiabilidad. No puedes poner un anuncio en el periódico solicitando couriers”, dice Walter. Esa misma exigencia deben cumplir las empresas que deseen contratar el servicio. Deben saber que su envío será revisado por Zenkor y, claro, en los aeropuertos y aduanas. Los clientes están debidamente registrados y verificados, conscientes de que hay materiales que no se pueden mandar por esta vía.
Y al ser un servicio global, nunca falta un susto extra: uno de los vuelos que hizo el propio Walter fue en la ruta de Amsterdam a Kuala Lumpur, unos días antes de que ese avión fuera derribado mientras volaba sobre Ucrania, el 17 de junio de 2014. Un mercado global El crecimiento de industrias como la automotriz, que en México ha recibido 19 mil millones de dólares en los últimos cinco años y espera convertirse en el sexto fabricante de autos en el mundo para 2020, ha impulsado el mercado de hand carry.
De acuerdo con un análisis de la compañía de renta de aviones y logística aérea Chapman Freeborn, se observa un aumento en el número de servicios OBC hacia nuestro país, impulsado por las necesidades de las armadoras de autos. De hecho, el mayor envío de hand carry realizado por esta empresa británica en 2015 sumó cuatro mil 800 kilos de autopartes, traídos desde Alemania a México por un grupo de mensajeros en un vuelo comercial. Zenkor no es ajeno a esta tendencia: “Movemos muchos materiales dentro de EU que no tienen que ver con México aunque la logística se haga aquí, incluso hacemos servicios internacionales que no pisan nuestro país”.
Otra de las ventajas del servicio de hand carry está en el mayor cuidado que reciben los paquetes. Así, se ha convertido en una opción para enviar materiales delicados, como prototipos de aparatos electrónicos que no pueden someterse a los rigores del transporte normal de carga.
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